La sobrecarga sensorial es una experiencia común en personas neurodivergentes, como aquellas con autismo, TDAH o alta sensibilidad. Se produce cuando nuestro cerebro recibe demasiados estímulos del entorno y no puede procesarlos de manera eficiente, lo que puede generar ansiedad, fatiga, irritabilidad o incluso crisis. Afortunadamente, hay estrategias que pueden ayudarnos a gestionar esta sobrecarga y mejorar la calidad de vida.

Identifica los detonantes

Cada uno de nosotros tiene diferentes sensibilidades. Algunos somos sensibles al ruido, otros a las luces brillantes, a ciertos tejidos o incluso a los olores fuertes. Llevar un registro de las situaciones que nos generan sobrecarga puede ayudarnos a identificar cuáles son los estímulos, en qué lugares y momentos se produce, y así tomar medidas para disminuir el malestar.

Crea espacios de descanso sensorial

Tener un lugar tranquilo y libre de estímulos en casa o en el trabajo puede ser de gran ayuda. Puedes acondicionar un rincón con iluminación tenue, sonidos suaves o silencio y texturas agradables. Esto permitirá que tu sistema nervioso se recupere después de una exposición intensa a estímulos.

Usa herramientas de regulación sensorial

Existen varios elementos que pueden ayudar a reducir la estimulación sensorial excesiva y puedes encontrar en Tienda para Nosotros:

  • Auriculares con cancelación de ruido para entornos ruidosos.
  • Gafas de sol o lentes con filtro azul para reducir la fatiga visual.
  • Ropa de telas suaves y sin etiquetas molestas.
  • Juguetes sensoriales como pelotas antiestrés o fidgets para canalizar el exceso de energía.

Establece rutinas y tiempos de descanso

El cerebro procesa mejor la información cuando tiene estructura y previsibilidad. Mantener horarios regulares para el trabajo, el descanso y la alimentación puede prevenir la acumulación de estrés sensorial. También es útil programar pausas entre actividades para recuperar energía.

Practica técnicas de regulación emocional

Estrategias como la respiración profunda, la meditación guiada o el mindfulness pueden ayudarnos a reducir la ansiedad cuando la sobrecarga sensorial se hace presente. Una Técnica sencilla y efectiva es la “respiración cuadrada” (inhalar en 4 tiempos, sostener 4 tiempos, exhalar en 4 tiempos y esperar 4 tiempos antes de volver a inhalar).

Comunica tus necesidades

A veces es difícil expresar cuando algo es demasiado intenso para nosotros, pero hablar con familiares, amigos o compañeros de trabajo sobre la sobrecarga sensorial puede ayudar a crear entornos más comprensivos. Explicar de manera sencilla qué situaciones son problemáticas y proponer alternativas puede hacer una gran diferencia para todos.

Adapta tu entorno

Hacer modificaciones en el espacio en el que pasamos más tiempo puede reducir la sobrecarga. Ajustar la iluminación, disminuir los ruidos de fondo o cambiar la disposición de los objetos para minimizar distracciones, puede facilitar el día a día.

Cada persona neurodivergente tiene sus propias estrategias que funcionan mejor según su experiencia. Lo importante es conocer tus necesidades y darte permiso para priorizar tu bienestar sensorial. Adaptar el entorno y contar con herramientas adecuadas puede marcar la diferencia en la manera en que vives y disfrutas tu día a día.

Si sientes que la sobrecarga sensorial interfiere demasiado en tu vida, buscar apoyo de un profesional puede ayudarte a desarrollar estrategias personalizadas para gestionarla mejor.

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